miércoles, 5 de agosto de 2009

LLEGÓ LA HORA PARA DESTETAR

Cuando el bebé no sigue succionando el pezón, se seca el contenido de los senos. La decisión de no seguir amamantando al niño debe tomarse por motivos clínicos o por voluntad de la madre. Guía práctica.

Algunas lo hacen porque notan que su bebé no quiere lactar más; otras, por indicación médica o porque la licencia de maternidad finalizó y deben regresar a la oficina.

No importa el motivo, el destete (complementar la leche materna con leche de fórmula o dar al niño los primeros alimentos sólidos) es un acuerdo entre el bebé y la madre, que requiere que ella detenga la producción de leche. ¿Cómo lograrlo?

Los expertos señalan la importancia de que sea un proceso lento (puede tomar desde unas pocas semanas hasta algunos meses). Allí está la única clave. “Naturalmente, la madre deja de dar leche cuando la lactancia no es interrumpida abruptamente, ya que el estímulo para la producción es la succión”, explica la pediatra Constanza Castilla.

Cuando se desteta al bebé a partir de los seis meses de edad, “los niveles de prolactina (hormona encargada de la producción de leche) disminuyen por la no succión en el pezón”, agrega la enfermera especialista en lactancia Ana María Pazos.

No obstante, existen casos en los que la madre dejó de amamantar porque su hijo ya no recibe leche materna, pero ella sigue produciéndola. Es importante que la mujer se remita al médico; él indicará las medidas que se deben tomar.

Hay situaciones médicas que implican supresión de la lactancia, como enfermedad de la madre o toma de medicamentos que afecten al bebé o cambian el sabor y la consistencia de la leche. “En estos casos, el médico ginecólogo formulará los medicamentos que cortan la producción de leche”, agrega Castilla.

Debe ser gradual
Un destete súbito afectaría las emociones del niño; sentiría que su madre se alejó de él repentinamente. Hay que tener presente que desde el sexto mes, la lactancia deja de ser a libre demanda para formar parte de los horarios de comida, que muchas veces dependen del trabajo de la madre.

Por eso, el amamantamiento se ajusta a las horas en las que la mamá está en la casa. Cuando ella esté en la oficina, otra persona debe dar el alimento suplementario o el tetero con leche materna.

“Es importante que los alimentos suplementarios no solo los dé la madre. Así, ella amamanta al niño dos o tres veces al día y quien da los alimentos complementarios es otra persona; el bebé nota el cambio y la ausencia de la madre, pero sigue teniendo el vínculo piel a piel con ella”, comenta Pazos.

Para un proceso gradual y exitoso

Tenga en cuenta:
A partir del año, la lactancia se realiza una o dos veces al día, pues el bebé duerme durante toda la noche y no se despierta a pedir comida.

Si apenas está comenzando a destetarlo, empiece por reducir el número de veces en que lo amamanta. Si antes lo hacía cuatro veces al día, ahora hágalo solo tres veces. Del mismo modo, reduzca la duración de las tomas.

Déle pecho al bebé solo cuando él lo pida y trate de posponer la hora de amamantarlo; a cambio, suministre tetero o algún alimento sólido sugerido por el pediatra.

Cuando el niño llore porque tiene hambre o está enojado, distráigalo con su juguete u objeto favorito.

Y no olvide tener otro tipo de contacto piel con piel con su bebé; por ejemplo, jugando, bañándolo o consintiéndolo.

¿Cuándo y por qué destetar?
No hay mes o edad exacta para destetar al niño. Con el paso de los días, el bebé y la madre identifican el momento de complementar la dieta.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que los niños lacten exclusivamente (sin ingerir otro alimento o bebida) durante los seis primeros meses de vida.

A partir de este momento comienza la alimentación mixta (dieta complementaria y leche materna) que debe darse hasta los 2 años de edad.

Cuando el niño es destetado, ya está comiendo otros alimentos. El pediatra indicará sobre la introducción de nuevos alimentos en la dieta.

Y si mi hijo no quiere tomar más
A pesar de que el vínculo entre madre e hijo es muy cercano, algunas mujeres dudan si su bebé está preparado para dejar la leche materna. De ahí la importancia de observar las actitudes del niño a la hora de amamantarlo.

Si nota que está aburrido al tomar el pecho (si pega sus labios al pezón y se aleja sin succionarlo), seguramente el bebé quiere destetarse.

Pero si el menor se distrae al lactar (mira alrededor), esta actitud no siempre significa que quiera destetar.

Amamántelo en un cuarto con luz tenue, para que no vea objetos distractores; así descifrará las señales que él envía.

POR: PILAR BOLÍVAR CARREÑO

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