sábado, 8 de agosto de 2009

MASTITIS















Con la bajada de la leche, tus pechos se ponen más grandes y los sientes “llenos". Generalmente no deberías sentir dolor pero si tienes alguna molestia en los pechos, los ves hinchados o calientes y te sientes afiebrada, es posible que tengas mastitis.





La mastitis es un proceso infeccioso que se caracteriza por producir rubor, calor local y dolor en los senos. La inflamación puede extenderse hasta las axilas y el cuello. Puede ocasionarte fiebre, malestar y hasta náuseas. Los síntomas habituales son fiebre alta (38ºC o más), malestar general, estado similar a la gripe y la aparición en tu pecho de una zona hinchada, rosada, dolorosa y caliente.


La mastitis se presenta usualmente entre los 10 y 30 días posteriores al nacimiento del bebé, sin embargo, puede aparecer en cualquier momento del período de la lactancia. Es difícil que contraigas mastitis en ambos senos o en más de una ocasión, aunque puede ocurrir. Si crees que sufres de mastitis, te recomendamos que visites a tu médico lo antes posible para que comiences pronto el tratamiento adecuado. Sino, es probable que necesites antibióticos por un período prolongado.


Te dejamos algunas recomendaciones:


1. Para aliviar la mastitis lo más importante es sacar la leche. Puede ocurrir que al tener mucha leche en los pechos, los conductos se presionen y obstruyan la salida de la leche. Como el calor facilita el drenaje te recomendamos que utilices compresas tibias o calientes que te ayudarán a que la leche fluya mejor. Después de darle el pecho a tu bebé, puedes ponerte compresas frías o bolsas de hielo para aliviar el dolor. Te recomendamos que lo hagas varias veces al día.


2. Sigue amamantando a tu bebé con los dos pechos. Empieza por el pecho sano pero asegúrate de que el pecho enfermo se vacíe por completo. Si tu bebé no succionó toda la leche puedes quitarte el resto con un sacaleches. Dale ambos pechos en cada toma, y recuerda comenzar la siguiente toma con el pecho del que menos tomó en la anterior. Si sientes algún dolor mientras estás amamantando, presta atención, puede ser que tu posición no sea la correcta.


3. En lo posible, y de acuerdo a lo que te haya indicado tu médico, dale a tu bebé de mamar cada dos horas (incluso con el pecho afectado).


4. Si tienes la aureola tan apretada que tu bebé no puede alimentarse bien, trata de apretar tu pecho suavemente sacando suficiente leche como para ablandar la areola.


5. Intenta permanecer en reposo el mayor tiempo posible. Aprovecha cuando descanse tu bebé para quedarte en la cama.


6. Asegúrate que el antibiótico que usas lo tolere también tu bebé. Generalmente tendrás que consumirlo de 10 a 14 días.


7. Beber mucho líquido resulta muy conveniente.


8. Pregúntale a tu médico si es conveniente que uses analgésicos. Quizás te ayuden a disminuir el dolor.


9. Es importante que prestes atención al tipo de brassier que estás usando. Es recomendable que te sujete bien pero que no te cause presión o dolores.


10. Por último, recuerda preguntarle a tu médico todas las dudas que tengas respecto a tu nuevo rol de mamá. ¡Puedes ir anotándolas en una libreta así no te olvidarás ninguna cuando tengas tu próxima cita!

No hay comentarios:

Publicar un comentario